A estas alturas, ya sabes que las imágenes son esenciales para crear contenido de calidad y comunicarse con claridad. Ya quieras usarlas para explicar algo, para mostrar cómo funciona una cosa o, simplemente, para captar la atención del lector, las imágenes aumentan el interés y permiten transmitir los mensajes mejor y más rápido.
Las imágenes incluso pueden ayudarte a ahorrar tiempo.
Pero existe una gran diferencia entre utilizar una imagen y utilizar la imagen correcta. Hay muchas formas de decidir qué imagen es la más adecuada para lo que intentas comunicar, pero nada estropea una imagen perfecta como un mal recorte.
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Descargar prueba gratuita¿En qué consiste recortar una imagen?
Recortar una imagen consiste en eliminar o ajustar sus bordes exteriores para mejorar el encuadre o la composición, dirigir la mirada del espectador hacia el sujeto de la imagen o cambiar el tamaño o la relación de aspecto.
En otras palabras, recortar una imagen es mejorar una foto o imagen eliminando las partes innecesarias.
Lo más probable es que ya lo hayas hecho. Por ejemplo, si alguna vez has publicado una foto en Instagram, habrás tenido que seleccionar qué parte querías incluir dentro del formato cuadrado de la plataforma. Eso también es recortar una imágen.
La regla de los tercios
Aunque pueda parecer absurdo, en las fotos más interesantes y atractivas, el sujeto no aparece en el centro de la imagen. De hecho, existe una especie de regla en el campo de la fotografía según la cual el sujeto nunca debe estar en el centro.
Pero, entonces, ¿dónde debería estar? Aquí es donde entra en juego la regla de los tercios.
La regla de los tercios consiste en dividir la imagen en tres secciones horizontales y tres verticales de igual tamaño (o, lo que es lo mismo, nueve cuadros individuales) separados por una cuadrícula. De acuerdo con esta regla, se deben situar los sujetos o elementos de interés cerca de los puntos en los que confluyen las líneas de la cuadrícula.
¿Te has preguntado alguna vez por qué la cámara de tu teléfono muestra una cuadrícula?
Exacto, por la regla de los tercios. En la captura de pantalla de la cámara de un iPhone que aparece arriba puedes ver las líneas de la cuadrícula. Están ahí para ayudarte con la composición. La idea es que utilices las líneas de la cuadrícula a la hora de encuadrar la foto para asegurarte de que la imagen siga la regla de los tercios.
Ahora bien, tener en cuenta la composición de la imagen a la hora de tomar la foto es solo el primer paso. Muchas veces, necesitarás ajustar la foto aún más. Y para eso está el recorte. Hay muchas razones por las que recortar una foto, por ejemplo, eliminar elementos en el fondo que no quieres que salgan, corregir problemas con el encuadre o la composición, centrar la atención en el sujeto principal, etc.
Para recortar una imagen, necesitarás un editor de imagen. La mayoría de los editores (incluso los de los dispositivos móviles) ofrecen funciones básicas de recorte, pero nosotros utilizamos el de Snagit.
Como puedes ver en esta captura de pantalla de la herramienta de recorte de Snagit, al igual que la cámara del teléfono, las herramientas de recorte de los editores de imagen incorporan una cuadricula para ayudarnos a recortar la foto de acuerdo con la regla de los tercios.
En la siguiente captura de pantalla, puedes ver la fotografía con algunos ajustes:
Al recortar la imagen, la cuadrícula se ha desplazado para mostrar cómo se ajusta a la regla de los tercios.
¿Qué imagen te gusta más?
¿La original?
¿O la recortada?
La imagen recortada nos acerca a los sujetos y elimina los elementos innecesarios que los rodean. Los rostros aparecen en los tercios exteriores o superiores de la imagen. Puede que la imagen no sea perfecta, pero, sin duda, es mejor que la original.
Es importante señalar que la regla de los tercios no establece que el sujeto solo pueda ocupar un tercio de la foto. También se pueden dividir las imágenes de forma que ocupen dos tercios, así:
Otros consejos de recorte
La regla de los tercios es solo el principio. Las imágenes también se pueden recortar para enfatizar diferentes aspectos. Por ejemplo, en la siguiente foto tenemos dos sujetos de cuerpo entero.
Sin embargo, como la ropa de los sujetos no es realmente importante, se puede recortar la imagen para dirigir la atención de los espectadores a los rostros.
En general, cuando se utilizan fotos de personas o animales, cuanto más cercano al sujeto sea el recorte, más «dramática» será la foto.
Por ejemplo, en esta imagen de una mujer sonriendo, tenemos una panorámica completa de lo que está haciendo y de dónde está. El entorno ayuda a contextualizar la foto y a contar su historia.
Sin embargo, esta versión recortada centra la atención en su rostro y al hecho de que esté mirando el teléfono. El entorno no es tan importante como el sujeto. Se ha ajustado la historia para mostrar solo lo que está haciendo.
Al recortar la imagen aún más, el teléfono desaparece y solo queda un rostro sobre el que reflexionar. ¿En qué está pensando? ¿Qué la hace sonreír? Al eliminar la historia que rodea la imagen, los espectadores deben crearla ellos mismos.
También es un buen ejemplo de otra razón por la que podríamos querer recortar una imagen: para cambiar la forma o la relación de aspecto. La imagen original era horizontal. El primer recorte la volvió vertical y el recorte final la convirtió en un cuadrado. Dependiendo del uso que le vayamos a dar a la imagen, la forma puede ser muy importante.
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Descargar prueba gratuitaPosibles problemas al recortar una imagen
Ahora que hemos hablado de los aspectos básicos del recorte de imágenes, veamos algunos de sus problemas más comunes y cómo evitarlos.
Lo primero que debes tener en cuenta es que, cuando guardas una imagen después de recortarla, eliminas la original. Por eso, siempre debes hacer las ediciones en una copia y no en la original. Este es el consejo más importante que podemos darte. No hay nada peor que perder una buena imagen.
En segundo lugar, recuerda que, aunque parezca una obviedad, cuanto más recortes una imagen, más pequeña será. Es decir, que si la imagen original tenía 1280×1024 píxeles y la recortas a 640×512, la habrás reducido a la mitad. No siempre podrás volver a ajustar la foto al tamaño que necesitas, ya que lo más probable es que la imagen pierda resolución y acabe pixelada o borrosa. Por lo tanto, cuando recortes una imagen, asegúrate de que siga siendo lo suficientemente grande como para llenar el espacio que necesitas.
En tercer lugar, ten cuidado con recortar las fotos de más, especialmente si recortas cerca de la cara de una persona. Dale al sujeto espacio para respirar. Por ejemplo, la versión final de la foto de la mujer sonriente de arriba está demasiado recortada. En este caso, el objetivo era mostrar lo que ocurriría al quitar el teléfono, pero, si la foto tuviese otra finalidad, lo mejor sería no recortarla tanto.
Por último, no te obsesiones con las reglas. Juega con ellas y haz lo que te gusta. Después de todo, las reglas están hechas para romperlas.